lunes, 28 de diciembre de 2020

Origen y función de la RAE

En este vídeo te explico cuándo se funda la Real Academia Española y con qué propósito y, como colofón, desmonto algunos mitos sobre esta institución muy extendidos.

jueves, 17 de diciembre de 2020

Cómo manipulan al individuo (mecanismos de evasión)

En el capítulo V de "El miedo a la libertad", Erich Fromm especifica cuáles son los mecanismos de evasión a los que recurre el individuo que se siente aislado y desea liberarse del yo a causa del terror que le produce.

Estos son tres:
-Autoritarismo (tendencias sádicas y masoquistas)
-Destructividad
-Conformidad automática
Algunos tipos de sociedad están diseñadas de tal manera que ofrecen una salida a estos impulsos al individuo, quien así puede normalizarlos y percibirse y ser percibido como una persona sana.

lunes, 2 de noviembre de 2020

Claves para desarrollar el pensamiento crítico

Hoy os traigo algunas claves fundamentales para el desarrollo del pensamiento crítico. En primer lugar, tenemos que hablar del lenguaje, un componente esencial en la adquisición de conocimientos.


El lenguaje: una de las funciones superiores del cerebro

El lenguaje es una de las funciones superiores del cerebro. Aunque la información que voy a compartir ahora la podéis encontrar en distintos libros y documentos, yo estoy utilizando en concreto un pdf elaborado por el Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Universidad Nacional Autónoma de México. En la página 20 nos habla de las funciones superiores:

Estas siete funciones cerebrales tienen, por tanto, un papel imprescindible en nuestro desarrollo. Pero ¿cuál es el del lenguaje? 

Además, el manual de Lingüística coordinado por M. Victoria Escandell (El lenguaje humano) explica que: “El lenguaje se asocia a una capacidad de abstracción que permitió desligar la comunicación de la pura mímesis y del entorno inmediato; y permitió, igualmente, recuperar, transmitir y estructurar el conocimiento”.


El conocimiento de la realidad

Como estamos viendo, el lenguaje es imprescindible para conocer la realidad. Y nuestro conocimiento de la realidad va a determinar cómo nos relacionamos con ella. Cuanto mayor y más exacto sea ese conocimiento, mejor podremos gestionar nuestra vida.

Cuando leemos o escuchamos una palabra, es imprescindible que conozcamos a fondo su significado, pero no solo el literal. Porque por un lado está ese significado denotativo o literal y, por otro, todas las connotaciones que se asocian a esa palabra.

Ejemplo: rojo

  •  Significado denotativo: color
  • Significado connotativo: adjetivo que se empezó a usar para referirse a todo miembro perteneciente al bando republicano durante la guerra civil española y que, en determinados contextos, está cargado de un matiz despectivo, ya que se utilizó y se sigue utilizando para insultar a personas que tienen determinadas ideas.

Cuando no se tiene un conocimiento cultural o histórico, no se puede llegar a ese significado connotativo, con lo cual, la información es insuficiente.

Entonces, ¿qué necesitamos para interpretar correctamente un mensaje?

1. Conocer con la mayor exactitud posible el significado denotativo de las palabras: es una buena práctica recurrir al diccionario de vez en cuando. Además, ahora ya lo tenemos en formato de aplicación para el teléfono móvil. Para ampliar el vocabulario, también es imprescindible tener un hábito lector.

2. Conocer, asimismo, el significado connotativo: hay que tener un conocimiento de la cultura en la que se vive, de la Historia... Es el conocimiento enciclopédico o lo que llamamos cultura general. Este conocimiento enciclopédico se va adquiriendo a lo largo de toda la vida: “nunca te acostarás sin saber algo nuevo”.

3. Pero no solo hay que conocer el significado de las palabras. También es imprescindible tener en cuenta cuál es la relación que tienen las palabras entre sí, esto es, la sintaxis. Por ejemplo, el nexo “y” establece una relación de suma entre los elementos que une; el nexo “o”, de opción entre varias posibilidades; el nexo “pero”, de contraposición; etc. Entre las oraciones, puede haber coordinación o subordinación, etc. Por eso es imprescindible manejar la sintaxis, así como la gramática en general. Cuanto más profundo sea nuestro conocimiento de la lengua, más certera será la interpretación que hagamos de un mensaje.

4. Por otro lado, es muy importante saber interpretar correctamente la intención del hablante, esto es, el proceso inferencial. Y en este proceso es tan importante el lenguaje oral como el gestual, y todo el contexto en el que se está emitiendo el mensaje. Cuando hablamos de intención del hablante, no nos referimos a la intención de la persona. Me explico: imagina que estás siendo víctima de un estafador. Esta persona que desea engañarte pondrá todos sus esfuerzos en hacerte creer que dice la verdad y que es una persona de confianza. Para ello, utilizará determinados recursos (gestuales, lingüísticos, etc.). A esto se le llama ostensión

Por tanto, la intención comunicativa del hablante, de este hipotético estafador, es la de generar confianza. Una persona perspicaz y experimentada verá, por un lado, esa ostensión a través del proceso inferencial (qué me quiere comunicar el emisor), y, por otro lado, verá indicios que le lleven a sospechar de la voluntad del emisor de engañarle. Pero el estafador intentará que ese engaño no se pueda inferir de sus palabras y gestos.

Pongamos otro ejemplo en el que no está presente la voluntad de engaño: una pareja, vamos a llamarles Luisa y Juan, va a ir al cine. La película empieza a las siete, son las siete menos diez y Juan no ha terminado de prepararse. Luisa entonces le dice “son menos diez”, seguramente con una expresión ligeramente enfadada y señalando con su dedo índice su muñeca. La ostensión es clara. De sus palabras y sus gestos se extrae su intención comunicativa, que en este caso es exhortativa: la de que Juan se dé prisa para que lleguen a ver la película a tiempo.

En este caso, no hay dobles intenciones.

Como estamos viendo, la comprensión de la realidad se distribuye en distintos niveles.

<<los niños (...) comienzan usando la palabra "babau" para un perrito determinado, aunque sea de peluche, y poco a poco la van aplicando a más objetos y animales hasta que alcanza nuestra categoría "perro" >>. (¿Qué son las lenguas?, Enrique Bernárdez)

El lenguaje va de lo sencillo a lo complejo y esa complejidad se va alcanzando a lo largo de nuestra vida. En ese proceso, vamos estableciendo relaciones semánticas que nos sirven para estructurar el conocimiento.

 

Los universales de la comunicación

En el artículo Cómo nos convencen los políticos expliqué cuáles son los universales de la comunicación y cómo se utilizan desde la política, la publicidad y los medios de comunicación que sirven a los intereses de los políticos, para manipularnos. Hagamos un repaso:

·         Esclavitud de la imagen

·         Teoría de la disonancia cognitiva

·         Reciprocidad

·         Gregarismo

·         Previsibilidad

·         Principio de economía cognitiva

·         Sumisión

Estas son conductas humanas innatas que conocen y utilizan a su favor aquellos que desean ejercer poder sobre nosotros cuando aún no somos conscientes de ello. El origen de estas conductas está en nuestros primeros pasos como especie. Son "comportamientos heredados tras millones de años de adaptación y que se reflejan, fundamentalmente, en las respuestas emocionales que tienen una importancia vital en la comunicación".  (Principios de comunicación persuasiva, Javier de Santiago Guervós).

Aunque todas ellas son importantes para el tema que estamos tratando, vamos a centrarnos en la disonancia cognitiva.

La disonancia cognitiva es el “malestar psicológico o tensión interna que percibimos cuando una creencia personal se ve cuestionada por una nueva información incompatible o contradictoria”. (https://www.psicoadapta.es/blog/que-es-la-disonancia-cognitiva/)

Para resolver esta tensión, podemos hacer dos cosas: descartar la nueva información etiquetándola como ridícula, pseudocientífica, etc., sin llegar a comprobar si es cierta o no, o comprobar su veracidad y, si es necesario, hacer un reajuste en nuestras creencias.

La reacción más cómoda es la primera, pero para desarrollar el pensamiento crítico es imprescindible llevar a cabo la segunda opción: examinar la nueva información recibida y comprobar su veracidad. Este no es un proceso sencillo, ya que vivimos en un mundo que es una red de mentiras y de medias verdades. Los pasos que debemos seguir en esta parte de nuestra búsqueda dependerán del contexto concreto. Por ejemplo, si escuchamos una afirmación científica, tendremos que comprobar quién la hace, si tiene intereses, si para llegar a esa conclusión se ha seguido el método científico, etc. Y cuidado aquí, ya que en múltiples ocasiones el poder recurre a científicos      para dar a una afirmación una pátina de autoridad (la sumisión es uno de los universales de la comunicación) y, basándose en ella, poder ejecutar leyes o medidas con las que restringen nuestros derechos fundamentales. Por lo tanto, un título científico o una revista de renombre no son indicativos de que una afirmación sea científica. Lo único que pueda dar veracidad a una teoría o hipótesis es la propia naturaleza del estudio por el que se llega a esa teoría o hipótesis: si el investigador ha seguido o no el método científico. No todos los resultados de investigaciones son publicados en revistas de renombre.

Con las afirmaciones de carácter histórico sucede algo similar. Hay algunos historiadores interesados en dar una visión sesgada de determinados acontecimientos del pasado, así que es imprescindible distinguir entre un artículo o libro histórico de otro que no lo es. En el primer caso, encontrarás constantes referencias que se pueden consultar y comprobar. En el segundo, puedes encontrar o bien solo elucubraciones sin ninguna referencia o un discurso manipulado en el que sí se te ofrecen fuentes, pero solo aquellas que sirven para reforzar las ideas que se quieren difundir, mientras que se te ocultan deliberadamente aquellas que refutan lo que se dice.

La mala noticia es que aunque vayamos con pies de plomo, podemos equivocarnos alguna vez y, diciéndolo de manera coloquial, nos la pueden colar sin que nos demos cuenta. Por eso es muy importante estar siempre dispuesto a revisar aquello que creemos verídico sin, por ello, dejar de tener los pies en la tierra.

 

Conclusión

Mantener un espíritu crítico es relativamente sencillo. Alcanzar la verdad (o las verdades) no lo es, pero eso no nos exime de renunciar a ella. El desarrollo del pensamiento crítico es un proceso que dura toda la vida y que comienza en la infancia, cuando empezamos a descubrir el mundo que nos rodea y a organizar la realidad a través del lenguaje. Por lo tanto, una de las claves de este proceso es estimular esta función superior del cerebro, llegar, poco a poco, desde una comprensión literal de los mensajes que recibimos hasta una comprensión mucho más profunda, teniendo en cuenta tanto el significado denotativo como el connotativo. Pero, además, hemos de analizar la intención del hablante, tanto la comunicativa como la personal y aprender a descubrir las dobles intenciones.

Necesitamos asimismo un conocimiento cada vez mayor del contexto, de la realidad histórica, social..., tener una cultura general que nos permita interpretar correctamente los mensajes recibidos, tanto de manera oral como escrita (un tuit, un cartel publicitario, una publicación escrita o audiovisual en facebook, etc. también son mensajes).

Otra clave del proceso es la del autoconocimiento, la de identificar nuestras conductas humanas universales (esclavitud de la imagen, teoría de la disonancia cognitiva, reciprocidad, gregarismo, previsibilidad, principio de economía cognitiva y sumisión) y observar si nos están impidiendo de algún modo llegar a un conocimiento más profundo de la realidad. Pero lo más fundamental es la práctica, pues así es como verdaderamente se aprende. 




domingo, 9 de agosto de 2020

Sí existe literatura leonesa

Uno de los argumentos que se suelen utilizar para desprestigiar lenguas minorizadas como el leonés o el aragonés es que no tienen literatura, al contrario que la superior, según ellos, lengua castellana. En primer lugar, debemos decir que, aunque fuese cierto, la ausencia de literatura escrita en una lengua no significa que esa lengua no exista o que sea un invento moderno (otro de los mitos sobre el leonés, aragonés, euskera, etc.). Los filólogos y otros estudiosos de la lengua y la cultura sabemos que la literatura oral es tan importante como la escrita, y la idea de inferioridad se basa en una actitud supremacista hacia culturas diferentes a la predominante en Occidente. Por ejemplo, las personas que comparten tal mentalidad son incapaces de aceptar que las lenguas khoisan tienen un sistema fonológico tan complejo como el del castellano, el alemán o el inglés, ya que cada uno de los chasquidos o clics se pronuncian de manera diferente y se pueden representar en AFI:

·         Clics dentales, AFI: [ǀ]

·         Clics laterales, AFI: [ǁ]

·         Clics bilabiales, AFI: [ʘ]

·         Clics alveolares, AFI: [ǃ]

·         Clics palatales, AFI: [ǂ]

En segundo lugar, estas personas desconocen que las primeras manifestaciones escritas en romance castellano no son literarias, sino notariales, pues en la Alta Edad Media la lengua de cultura era el latín (no por razones lingüísticas, como ya sabemos, sino porque la consideración de las lenguas vulgares fue un proceso que necesitó su tiempo).

La documentación notarial medieval es abundante, tanto en castellano como en las otras lenguas peninsulares, incluido el leonés, y ha sido ampliamente estudiada por las distintas generaciones de filólogos desde Menéndez Pidal hasta nuestros días.

¿De cuándo datan los primeros testimonios literarios de la Península Ibérica escritos en romance? Las jarchas, del siglo XI, serían las más tempranas manifestaciones en nuestro territorio. Se trataba de versos en romance mozárabe, extraídos de la lírica popular e insertados en las moaxajas por poetas cultos árabes y hebreos.

La lírica gallegoportuguesa, tan prestigiosa en su momento, vive su época de máximo esplendor en los siglos XIII y XIV, sin embargo, era primordialmente cantada y solo se empieza a recoger con regularidad en cancioneros a partir del XIV, aunque existen algunos manuscritos anteriores.  Es probable que las cantigas de amigo compartan con las jarchas y con otro tipo de composiciones líricas europeas similares un sustrato común y se remontarían a una época bastante antigua.

En cuanto al aragonés, uno de los primeros documentos escritos es la crónica Liber Regum, redactada seguramente entre 1194 y 1211 y que “[s]e considera el primer texto histórico de extensión considerable escrito en una lengua peninsular”[1]. Otro texto aragonés de notable importancia es el poema juglaresco Razón Feita d’Amor, de comienzos del siglo XIII (h. 1205).

Algo anterior es uno de los primeros testimonios literarios en lengua catalana, las Homilies d’Organyà, texto de carácter religioso compuesto a finales del siglo XII y descubierto a comienzos del XX en la iglesia de Santa Maria d’Organyà. Otra figura importante de la literatura en catalán que dejó su obra por escrito es Ramon Llull, del siglo XIII.

También encontramos literatura escrita en castellano en la Edad Media. Una de las manifestaciones más antiguas es el Cantar de Mio Cid. Si bien no tenemos clara la fecha de composición, la única copia conservada data, en opinión de algunos autores, de 1307, pues restituyen una C borrada en el manuscrito, firmado por Per Abbat en mill e CC XLV (era hispánica). En el caso de que esta teoría no sea correcta, el manuscrito habría sido elaborado en 1207. Pero esto no significa que no existiese una tradición épica anterior, solo que era de carácter oral, tanto en el caso castellano como, en general, en los cantares de gesta europeos, que eran cantados por los juglares.

La lengua leonesa abunda sobre todo en documentos notariales y en literatura de tradición oral, que, como hemos apuntado, es tan relevante como la escrita. En este artículo os expliqué que el leonés se va dejando de usar por escrito a partir del siglo XV, debido al prestigio otorgado al castellano, la lengua del centro de poder. Recordemos que la unión definitiva de los reinos de León y Castilla bajo la Corona de Castilla tiene lugar en 1230 y, aunque se sigue conservando el derecho y las costumbres particulares de cada reino, el castellano se impone como lengua de prestigio y la lengua leonesa perdurará en la literatura del XVI como mero elemento de folclore, como nos muestran las piezas teatrales de Juan del Enzina, Lucas Fernández…, que usarán el denominado sayagués para caracterizar a sus personajes rústicos.

No obstante, nos encontramos con obras fundamentales de la literatura hispánica[2] que son probablemente leonesas o, al menos, contienen leonesismos. Con respecto al Libro de Alexandre, no existe unanimidad sobre la lengua en la que está escrito. Menéndez Pidal y otros autores optan por la hipótesis de que fuese escrito originalmente en leonés, mientras que Joan Coromines, entre otros filólogos, cree que un copista leonés habría añadido los rasgos de su lengua a un original castellano.

El poema titulado Debate de Elena y María, conservado en un único manuscrito de enorme valor y compuesto en el siglo XIII, para Pidal, está escrito en leonés, aunque tiene presencia de elementos castellanos y gallegoportugueses.

El mismo autor considera otra obra relevante, el Poema de Alfonso Onceno, “una de las últimas obras de la literatura leonesa”. Escrito por Rodrigo Yáñez en 1348, se trata de una crónica en verso del rey Alfonso XI, bisnieto de Alfonso X “el Sabio”.

Ya he mencionado que la tradición oral es de tanta importancia como la literatura escrita. El origen de la lírica, la épica y el teatro no es escrito, aunque después se plasme en manuscritos e impresos. Uno de los géneros de gran riqueza de la literatura hispánica es el de los romances, predominantemente recitados de manera oral, si bien acabó surgiendo un interés por conservarlos por escrito. Este género se ha desarrollado especialmente en las culturas castellana, sefardí y leonesa, como pone de manifiesto para esta última la antología de David Álvarez Cárcamo.

Una de las causas de que se hayan conservado las composiciones orales leonesas a lo largo de los siglos es la costumbre del filandón, una reunión que tiene lugar por las noches y en la que se cuentan cuentos y leyendas, romances, etc. alrededor de un fuego mientras los vecinos y vecinas realizan tareas artesanales. El filandón perdura hasta nuestros días y ha sido declarado Bien de Interés Cultural por las Cortes de Castilla y León.

Con toda esta información, hemos demostrado que la creencia de que una comunidad que no pone por escrito su literatura no es inferior a aquellas que sí lo hacen. De hecho, existen lenguas ágrafas y no por ello son inferiores a las culturas que tienen escritura. Pero es que es mentira, como he leído estos días y como se suele argumentar erróneamente cada vez que se toma cualquier medida a favor de las lenguas minorizadas, que no exista literatura leonesa escrita. Y lo mismo se puede aplicar a la aragonesa. Estas lenguas corren especial peligro en nuestros días debido al nacionalismo lingüístico español, a la globalización, al abandono del mundo rural, etc. Sin embargo, existe entre las generaciones jóvenes un interés en recuperar la lengua y la tradición de sus padres y abuelos. Desde el ámbito político, quizás no se hace lo suficiente por estas lenguas, ya que, como digo, cada medida se recibe por ciertos sectores con desaprobación y agresividad verbal basada en falsas creencias. Por eso es fundamental ofrecer datos y argumentos sólidos que contribuyan a ofrecer una consideración social positiva de estas lenguas.



[2] Utilizo aquí la primera acepción del DLE: “Perteneciente o relativo a la antigua Hispania o a los pueblos que formaron parte de ella”, lo que engloba las distintas lenguas peninsulares y no hace referencia solo al castellano.

miércoles, 29 de julio de 2020

El bilingüismo

Solemos ver el bilingüismo como un fenómeno homogéneo y muy positivo. Pero, por el contrario, algunos tipos de bilingüismo están acompañados de una situación de desigualdad de los hablantes. Es el caso de las comunidades bilingües de España.


jueves, 25 de junio de 2020

Vivimos una época de cambios. ¿Qué hacemos con las lenguas?

⁣La posibilidad de crear una sociedad más justa e igualitaria no es una utopía y debemos estar preparados para cuando hagamos llegar ese momento. ¿Qué podemos ir haciendo con las lenguas actualmente minorizadas? Esta es mi propuesta.

martes, 16 de junio de 2020

"Bajuno" y la falsa etimología

La lengua es algo que, lo disimulemos mejor o peor, a todos nos atrae. Nos gusta jugar con ella inventando palabras, por ejemplo, y hacernos preguntas sobre multitud de cuestiones, incluida la que hoy nos atañe: la etimología.

Cuando pensamos en el origen de una palabra, la lógica nos lleva a la solución más fácil. "Gatito" viene de "gato" y significa 'gato pequeño'. "Jardinero" viene de "jardín", "panadero" de "pan y "pescadero" de "pescado", y las tres palabras hacen referencia a profesiones que están relacionadas con los objetos que designan los nombres de los que provienen.

Sin embargo, no siempre la solución sencilla es la verdadera. Es lo que sucede con "bajuno", que significa 'bajo, soez' y cuyo origen está en una onomatopeya.

Sí, has leído bien. Aunque existe en castellano el sufijo "-uno" y es probable que "bajuno" se haya formado con el mismo, al contrario de lo que la lógica nos lleva a pensar, la etimología de este adjetivo no es "bajo".

En realidad, "bajuno" tiene más que ver con "vaho" que con "bajo". Ambas palabras, "bajuno" y "vaho" comparten raíz: la onomatopeya "baf", que expresa el soplo o aliento del vapor, según explica el DCECH*.

La forma primitiva de "vaho" es "bajo" (insisto en que, aunque coincida en forma con "bajo < BASSUS", se trata de palabras distintas), documentada por primera vez en la Primera Crónica General (h. 1290). Nebrija la recoge ya como "baho" a finales del XV y con la grafía "v" la encontramos como variante en Oudin (principios del XVII) y así queda fijada en el Diccionario de Autoridades (primer diccionario de la RAE, del s. XVIII), debido a que se la relaciona erróneamente con "vapor" (DCECH). 

Con otro sentido, continúa el DCECH, está atestiguado también "bafa", que significa 'baladronada, embuste'. De esta forma deriva "bahúno", adjetivo que aún registra el DLE con la marca "p. us." ("poco usado") y del que "bajuno" es una variante.

Como decía al principio, no siempre la explicación más sencilla es la real. A veces es necesario hacer una búsqueda para comprobar si nuestras intuiciones son ciertas o si, por el contrario, existe una respuesta más rebuscada.


*Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Joan Coromines y José Antonio Pascual.

sábado, 13 de junio de 2020

El género gramatical

En castellano, existen distintos procedimientos para formar el género de los sustantivos.

Básicamente, tenemos los siguientes:

Si el sustantivo se refiere a seres sexuados:
  • Por moción: chico / chica
  • Moción con derivación: alcalde / alcaldesa
  • Por heteronimia: caballo / yegua
  • Nomina communia: el periodista / la periodista
  • Epicenos: la rana macho / la rana hembra
Si el sustantivo se refiere a seres no sexuados:
  • Unigéneres: el tejado, la mesa
  • Bigéneres: el barco / la barca
  • Ambiguos: el / la mar

 En el vídeo de abajo, lo explico con más detalle.


jueves, 21 de mayo de 2020

¿Hace Internet que comprendamos peor lo que leemos?

Primera parte

Hace un tiempo me pregunté de dónde vienen los problemas de inferencia que observo en las redes sociales, especialmente en Twitter. Comencé entonces a leer algunos libros y artículos para comprender si mi percepción era real y, en el caso de que lo fuera, cuál sería el origen.

¿A qué me refiero con inferencia? A la interpretación correcta de un mensaje oral o escrito, que va más allá de lo literal. Te pongo un ejemplo que suele usarse en clases de Lingüística:

Tenemos el mensaje <<Son las ocho>>. El significado literal es evidente. Si el mensaje es la respuesta del interlocutor a la pregunta <<¿Qué hora es?>>, no hay nada que interpretar, pues la intención del emisor es simplemente informar de la hora que es.

El significado cambia si el emisor del mensaje <<Son las ocho>> es un padre o una madre y el destinatario, el hijo que todavía no ha terminado de vestirse y tiene que salir de casa a las 8.05 para llegar a clase a tiempo. Entonces, la intención del emisor es que el destinatario se dé prisa.

Otro ejemplo que pone de manifiesto la importancia del contexto en la interpretación del mensaje es este:

La frase <<Os declaro marido y mujer>> no tiene validez si no se dice en el contexto adecuado ni tiene el emisor adecuado. Que yo la diga en medio de un bar a unos amigos no tiene ninguna consecuencia; en cambio, si es un cura quien lo dice en una iglesia, el mensaje tendrá repercusiones.

Lo que quiero mostrar con esto es que todos los elementos que forman parte de la comunicación son esenciales para interpretar adecuadamente el mensaje, incluido el contexto. En este primer artículo que escribí para responder a mi pregunta, te explicaba que el contexto va más allá de <<la información sobre el entorno físico inmediato o (...) los enunciados inmediatamente precedentes>> y que incluye un saber compartido por todos los hablantes o por los hablantes de una determinada cultura. Te recomiendo leerlo para comprender mejor lo que voy a desarrollar aquí.

Después de la lectura de Principios de comunicación persuasiva, me centré más en el aspecto neurolingüístico y en la influencia de Internet en los usuarios. Sobre esto último hay múltiples opiniones que suelen dividirse en dos bloques: la postura de los integrados, que ven sobre todo ventajas en la nueva era tecnológica, y la de los apocalípticos, que advierten en sus textos sobre los peligros de esta.

Debido a la coexistencia de estudios que llegan a conclusiones opuestas, te pido que no tomes mis palabras como determinantes, pues son simplemente el resultado de una reflexión y de mi propia observación.

Creo que para comprender mejor el mundo digital, es básico leer  La alfabetización digital de Daniel Cassany (puedes descargarlo clicando en este enlace: http://www.academia.edu/download/32678549/ALFAL_La_alfabetizacion_digital_DIF.pdf). Según este profesor de Análisis del Discurso, <<las prácticas digitales>> no conllevan una pérdida en las destrezas lingüísticas analógicas, ya que para utilizar Internet, es necesario tener unos conocimientos lingüísticos previos:

<<El uso del lenguaje en la red, además de exigir destrezas y conocimientos nuevos, también presupone los básicos o previos, de manera que el ED supone una extensión o un desarrollo del concepto de escritura o alfabetización>>.


Sin embargo, para otros autores el uso de la tecnología tendría consecuencias negativas en nuestra capacidad de concentración y en el nivel de comprensión.

Segunda parte

Uno de los libros que leí para documentarme sobre este tema es Cómo aprendemos a leer. Historia y ciencia del cerebro y la lectura, de Maryanne Wolf. Aunque explica con detalle qué sucede en nuestro cerebro cuando leemos, no establece ninguna conclusión sobre los efectos de Internet en el mismo. Lo que sí nos cuenta es, por una parte, que leer no es un acto innato del ser humano, sino que fue necesario crear nuevas conexiones cerebrales para que nuestra especie aprendiese a leer.
<<No nacimos para leer. Los seres humanos inventamos la lectura hace apenas unos milenios. (...) El invento de nuestros antepasados pudo aparecer sólo gracias a la extraordinaria capacidad del cerebro humano para establecer nuevas conexiones entre estructuras preexistentes>>.

Y, por otra parte, Wolf apunta a la necesidad del pensamiento pausado y del silencio (me refiero a un silencio mental) que la sobreestimulación de Internet obstaculiza:

<<En la música, en la poesía y en la vida, el descanso, la pausa, los movimientos lentos son esenciales para comprender el todo. De hecho, en nuestro cerebro existen unas <<neuronas del retraso>>, cuya única función es frenar la transmisión neuronal realizada por otras neuronas durante unas meras milésimas de segundo. Éstas son las inestimables milésimas de segundo que permiten secuenciar y ordenar nuestra aprehensión de la realidad>>.

Uno de los males de nuestra época es precisamente la prisa y la ausencia de silencio, pues no hay tiempo para detenerse a observar un atardecer, a escuchar una canción (sin hacer nada más). Pero incluso los momentos en los que sí tenemos unos minutos (esperando el autobús, en la sala de espera del médico, etc.) los llenamos con esos estímulos a los que nos hemos acostumbrado en lugar de dedicarlos a simplemente estar. No es necesario acudir a prácticas espirituales de nombres rimbombantes, pues meditar no es más que <<Pensar atenta y detenidamente sobre algo>> (DLE). Si eres una persona de tendencia extravertida, te recomiendo dedicar esos momentos de espera a observarte por dentro. Si, como yo, pasas demasiado tiempo en tu interior, puedes aprovecharlos para observar lo que te rodea.

Creo que ya estamos obteniendo parte de la respuesta a la pregunta del inicio: la ausencia de reflexión pausada propia de nuestro tiempo nos lleva a conocer la realidad y a nosotros mismos de una manera superficial.

Ahora bien, habría que matizar algo, ya que no es propiamente la tecnología la que nos lleva a ese estado, sino la forma de vida occidental. Para centrarnos en los efectos de Internet, podemos acudir al doctor en Lingüística y autor de Ciberpragmática. El uso del lenguaje en internet (2001) y Ciberpragmática 2.0. Nuevos usos del lenguaje en Internet (2010).

En su artículo <<En qué difieren los géneros electrónicos de los analógicos>> habla de las consecuencias pragmático-cognitivas de Internet en los usuarios. Aunque te recomiendo leerlo entero (está accesible en la Red y es breve), voy a comentar algunos de los aspectos que trata.

Yus comienza explicando una característica cognitiva que tenemos y que consiste en la relación entre el esfuerzo mental y la relevancia de la información obtenida gracias a ese esfuerzo: << La cognición humana muestra una clara tendencia hacia la búsqueda del mínimo esfuerzo o de un esfuerzo que se vea recompensado con un interés adicional que compense el gasto de recursos cognitivos>>; <<si existe una exigencia de esfuerzo adicional, éste debe ser compensado con algún interés adicional>>. El cerebro humano, por tanto, busca en cada actividad un equilibrio adecuado entre el esfuerzo y el interés.

Uno de los problemas que presenta el entorno digital es la multitarea (estamos al mismo tiempo mirando una página web que nos ofrece múltiples posibilidades, escribiendo en el procesador de textos, chateando con un amigo, etc.):

<<el propio “espacio discursivo” donde está teniendo lugar la lectura del texto ofrece innumerables posibilidades de multi-tarea que exigirán, al mismo tiempo, la dedicación de recursos cognitivos para obtener equilibrios parciales de interés y esfuerzo, del mismo modo que ocurre con la propia lectura del texto que el usuario está acometiendo>>.

La cuestión es que nuestro cerebro no está preparado para la multitarea, ya que dispersa los recursos cognitivos. Y no solo eso. Los estudios de David Meyer  (citado en el artículo de Yus) <<muestran que cuando la gente salta de una tarea a otra la capacidad de inferencia de la información va decayendo poco a poco>>. Según Meyer, por lo tanto, la naturaleza de Internet favorecería los problemas de inferencia (comprender adecuadamente un mensaje) que te planteaba en la primera parte de este artículo.

Otro inconveniente del entorno digital es la sobreestimulación. Si bien Internet puede usarse como una herramienta para poner el conocimiento al alcance de todos, también se utiliza por parte de las empresas para vender más. Ahora, debido a la huella que dejamos en Internet, la publicidad que recibimos está personalizada según nuestros gustos. De aquí derivan otros dos problemas.

Por un lado, está el hecho de que los distintos géneros digitales compiten entre sí por la atención del usuario. Recibimos constantes reclamos: notificaciones, sugerencias y recomendaciones de Facebook, Twitter, Youtube, Instagram... Es cierto que el usuario puede desactivar esas notificaciones en su dispositivo, pero al entrar en las diferentes páginas o aplicaciones, va a encontrar invitaciones a clicar en un enlace, a compartir un elemento, etc., y esto incluso sin haber iniciado sesión, debido a <<una monitorización continua de nuestra conducta en Internet>>.

A esto se suma que lo distintos géneros nos ofrecen potentes recompensas cognitivas a cambio de un esfuerzo mínimo:

El segundo problema con el que nos encontramos es que al recibir siempre discursos personalizados, la información que obtenemos es un reflejo de lo que ya pensamos y no nos vemos en la tesitura de enfrentarnos a lo diferente (no en el sentido de lucha, sino de ponernos enfrente de ello), que es lo que para algunos autores nos lleva realmente a crecer y a aprender.

<<Nos adentramos de este modo en un camino vigilado en el que aquello sobre lo que hemos hecho clic determina qué vamos a encontrar más adelante en el camino, una especie de ratonera donde nos regocijamos en la reiteración continua de nuestros intereses>>.
Francisco Yus menciona en varias ocasiones a Nicholas Carr, autor de ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes?. Superficiales y otras obras en las que explica la influencia negativa de Internet en el cerebro humano. Es cierto que hay autores como Clive Thompson que opinan lo contrario y señalan los beneficios cognitivos de esta herramienta, así que es trabajo de cada uno investigar más a fondo y llegar a alguna conclusión.

Pero volvamos a Carr y a nuestras dudas sobre la capacidad de inferencia. El escritor norteamericano piensa que la forma de leer ha cambiado y que el uso de la tecnología nos ha llevado a una lectura poco profunda, ya que buscamos << la eficacia de lo instantáneo y la inmediatez del estímulo por encima del sosiego y la reflexión>>. Esto afecta en gran medida a nuestra capacidad de concentración. Y no solo eso. Cuanto más nos acostumbramos a la hipertextualidad, la multimedialidad y la lectura no lineal propias de los géneros digitales, más nos cuesta dedicar nuestra atención a un texto largo y de secuencia lineal. En palabras de Yus, los nativos digitales << reniegan y se quejan cuando la información se les presenta de una forma uni-direccional, en un solo formato y exige concentración únicamente en un único discurso que hay que procesar>>.

Podríamos continuar comentando el artículo de Yus y las ideas de autores como Carr muchos párrafos más, pero mi intención era enfocarlo en la cuestión que me preocupa.

Pienso que todavía queda mucho por leer e investigar, pero, por el momento, me atrevo a concluir que, efectivamente, Internet afecta a nuestra capacidad para comprender lo que leemos. Pero podemos utilizarlo de una manera responsable y educar nuestra mente para no conformarse con <<fogonazos>> de información y seguir siendo perfectamente capaces de reflexionar de manera pausada y de leer textos de gran profundidad.

Al fin y al cabo, el problema no es tanto la herramienta como lo que el ser humano hace con ella. Sin embargo, estoy de acuerdo con Cassany en que es necesaria una alfabetización digital, no solo para adquirir destrezas a la hora de manejar un dispositivo electrónico, sino también para saber buscar y gestionar correctamente la información que recibimos.

En definitiva, no creo que sobre Internet, creo que falta conocerlo en profundidad para usarlo a nuestro favor y que no sean las empresas las que lo usen para obtener beneficios a costa del usuario.


Espero que te haya gustado este artículo y te animo a compartir tu opinión.

Cómo nos convencen los políticos

Resumen en vídeo: 



La fuente principal de este artículo es el libro Principios de comunicación persuasiva, de Javier de Santiago Guervós, y las citas donde no se señala el autor pertenecen al mismo. 
Voy a mencionar algunas conductas humanas universales en las que, tal vez, como me sucede a mí, no os veáis reflejados. Simplemente hay que tener en cuenta que se trata de una característica innata, pero que no tiene por qué determinar la actitud de todas las personas: está en nosotros, pero no nos controla necesariamente, y no a todos en la misma medida. Todo depende de la conciencia individual.


Comencé a profundizar en este asunto porque me preocupan los crecientes problemas que tienen cada vez más personas a la hora de interpretar un texto oral o escrito, especialmente si está sintetizado en una frase.

Y digo esto último porque lo que predomina es el juicio rápido: leemos un titular o un tuit y ya extraemos una serie de conclusiones sin pararnos a conocer con mayor (o con ninguna) profundidad el contexto.

Empecemos por ahí: por el contexto. ¿Recuerdas de tus clases de Lengua los factores de la comunicación?
Este esquema fue ampliado por Dan Sperber y Deirdre Wilson mediante la "Teoría de la Relevancia", que destaca la importancia del contexto en el intercambio comunicativo. El receptor no solo descodifica el mensaje, sino que, después de esto, se da el proceso inferencial.

Para Sperber y Wilson, por un lado están la codificación y descodificación y, por otro, también en el intercambio comunicativo se dan la ostensión y la inferencia. La información que se infiere no está codificada en el mensaje y es necesaria para "reconocer cuáles son las intenciones comunicativas del hablante" (Javier de Santiago Guervós: Principios de comunicación persuasiva).

El contexto "no se limita a la información sobre el entorno físico inmediato o a los enunciados inmediatamente precedentes", sino que está constituido también por la llamada información compartida o saber enciclopédico: "ideas innatas e ideas sociales que posee el ser humano como especie tras millones de años de evolución y miles de años de socialización".

Ahora bien, esta información compartida puede ser usada -y, de hecho, habitualmente es usada- como arma de manipulación, ya que no solemos ser del todo o nada conscientes de las estrategias persuasivas del emisor del mensaje. El libro que he analizado para compartir estas conclusiones (citado arriba) explica sobre todo cómo funcionan la comunicación política y la publicitaria, ya que son los sectores en los que que mayor esfuerzo se pone en convencernos.

Tienen un conocimiento de las conductas humanas universales, que se dan en nosotros de manera automática y, por lo tanto, inconsciente; así como de las ideas sociales compartidas por una comunidad, pero que difieren con las de otras comunidades. Por ejemplo, en Japón no está bien visto dejar propina, mientras que en Estados Unidos sucede lo contrario. Además de esto, se usan determinadas técnicas lingüísticas que veremos después.

El origen de las conductas humanas que vamos a explicar brevemente está en nuestra parte más irracional: son "comportamientos heredados tras millones de años de adaptación y que se reflejan, fundamentalmente, en las respuestas emocionales que tienen una importancia vital en la comunicación".

Lo primero que parece tenerse en cuenta en la comunicación persuasiva es que la emoción es anterior a la razón. El objeto de las campañas políticas y de los anuncios publicitarios es despertar determinadas emociones. En el caso de los partidos políticos, se recurre a consignas y eslóganes, y ni siquiera en el programa electoral podemos encontrar una exposición argumentada de las propuestas.

¿A qué emociones apelan? La base de todas ellas, la más primaria, es el miedo: "miedo a la soledad, al aislamiento, miedo a sentirnos vulnerables, miedo a ser depredados". Es un miedo compartido con el resto de los animales e inscrito en nuestros genes. Y este miedo nos lleva a buscar seguridad y a "dejarnos convencer". Es evidente que no somos conscientes de ello, sino que se produce en nuestro interior sin que nos demos cuenta y de forma irracional. Pero quien utiliza la comunicación persuasiva (yo me voy a centrar en el ámbito de la política) conoce muy bien estas reacciones inconscientes del ser humano.


Voy a enumerar algunos universales de la comunicación:
  • Esclavitud de la imagen: nos esforzamos en dar una determinada imagen en sociedad para parecer aceptables y no estar aislados. 
  • Teoría de la disonancia cognitiva: cuando nuestra imagen resulta dañada, se crea una disonancia que nos lleva a recomponerla para volver al equilibrio
  • Reciprocidad: cuando somos halagados, sentimos la necesidad de compensar ese halago.
  • Gregarismo: si hacemos todo lo anterior, si ponemos tanto empeño en formar parte del grupo, es porque nos da seguridad. Pensad en la imagen de arriba: un ser humano aislado corre mayor peligro. "En política (...) se sabe que hay a tendencia innata en el ser humano a adherirse a la corriente mayoritaria". 
  • Previsibilidad: buscamos lo previsible porque también nos aporta seguridad. Como señala el dicho: "mejor lo bueno conocido que lo malo por conocer".
  • Principio de economía cognitiva: entre varios pensamientos posibles, elegimos el que menor coste de procesamiento requiere.
  • Sumisión: "la sumisión no es más que una consecuencia de la inseguridad". Nos sometemos a una autoridad cuando "nos sentimos inseguros o ignorantes". La autoridad puede ser el orador (el político que adecua su imagen para mostrarse respetable), el canal (por ejemplo, una revista científica, simplemente por el hecho de serlo, se presenta como una autoridad y consideramos su contenido fiable), el contexto y el código (la belleza del mensaje, el uso de tecnicismos, que dan una falsa idea de veracidad, etc.).
¿Cómo se aplican estos principios en la política? 

En un intercambio comunicativo, las palabras solo aportan el 20% de lo que interpreta el receptor; por lo tanto, en la política, las palabras importan, sí, pero hay otros elementos igualmente importantes, como el color, la música, el contexto, la imagen... Todo ello, incluidas las palabras, busca provocar una emoción, no un razonamiento pausado y profundo.

¿Cómo lo hacen? No se dirigen al conjunto de la sociedad, sino a los llamados votos cautivos y al voto indeciso. Para ello, se utiliza "una imagen acorde con los ideales del receptor al que pretende convencer", tanto externa como ideológica. Pensad por ejemplo en Podemos, partido que se muestra como una posibilidad de cambio para personas de una opción ideológica concreta. Logró conquistar a quienes estaban relacionados o apoyaban el 15M. El aspecto de Pablo Iglesias no era casualidad, sino que se buscaba transmitir afinidad con la clase obrera, como si fuera un vecino del barrio más, alguien que lucha con "los de abajo" contra "los de arriba", la casta, el enemigo político. El pelo largo también se opone a los ideales de la derecha. Pero es solo un símbolo utilizado para persuadir.

Lo mismo sucede hoy con Santiago Abascal y otros miembros de Vox. Ofrecen una imagen seria, férrea, madura, pulcra; que coincide con los ideales que buscan transmitir.

"El cuidado de la imagen del personaje público es exquisito. Los asesores de imagen se esfuerzan por adecuar el aspecto externo a los ideales del auditorio".

En ambos casos, se apela, por una parte, a la autoimagen del votante, que se ve reflejado en sus líderes políticos. Esa autoimagen sirve para sentirse parte de algo (gregarismo), y someterse a la autoridad de su líder le aporta seguridad. La imagen política (además del mensaje, de que hablaré a continuación) da una idea de previsibilidad ("si me votas a mí, pasa esto; si votas a los otros, pasará algo malo": es el voto del miedo) y se logra recurriendo a la economía cognitiva: en plena campaña electoral, no hay matices. En las pasadas elecciones, se utilizó (hasta la saciedad) la idea de España, pero aunque es algo abstracto, casi nadie se para a preguntarse a qué se refieren realmente los políticos, qué esconde su idea de España. También responde al principio de economía cognitiva pensar que como Pablo Iglesias lleva coleta, es uno más de nosotros; o la premisa de Vox de que todos los que no siguen su línea ideológica, somos "enemigos de España".

¿Cuáles son sus recursos lingüísticos?

La selección léxica consiste en la utilización de palabras clave que despiertan emociones, fáciles de memorizar y que se van cargando de connotaciones. "Estas ya no son palabras, sino consignas (...) tan intensamente cargadas de emoción, que esta invalida por completo su sentido objetivo" (Felipe Mellizo). Ya hemos mencionado España, pero también se usan actualmente trifachito, comunista, unidad, chiringuito, inmigración, Cataluña, violencia, independentismo, cloacas, terrorismo... En el pasado teníamos casta, corrupción, Irak, Gal, felipismo...

No se usan las palabras para desarrollar un pensamiento razonado, sino para provocar una reacción: "si no nos votas a nosotros, nos gobernarán comunistas". Se menciona la palabra simplemente por cómo suena, no por su contenido. Comunismo provoca una emoción de miedo e inseguridad a un sector de la población. Muchos incluso la usan sin saber qué es realmente el comunismo. Los medios de comunicación, en manos de las élites, contribuyen a extender el miedo y los mensajes vacíos de contenido a través de los titulares. Hoy en día tenemos las redes sociales, donde mediante el uso de hashtags se potencia esta selección léxica, en un contexto en el que, en el caso de Twitter, el mensaje debe ser breve y estar muy sintetizado (economía cognitiva).

Se utiliza también esta técnica para crear una dicotomía entre buenos malos: se apropian de palabras que aluden a valores universales como justicia, libertad, democracia, eficacia, honradez..., mientras que se refieren al adversario político con palabras opuestas: "ineficacia, corrupción, desconfianza, guerra..."

Otros recursos son el uso de neologismos, tanto léxicos como semánticos, con el objetivo de resultar rimbombantes y otorgar presttigio al emisor, esto es, autoridad. Los neologismos léxicos son palabras creadas por derivación: alarmista, clientelismo, cuñadismo...; y en los neologismos semánticos, se mantiene el significante (la palabra), pero cambia el significado según el interés del partido en cuestión.

Se recurre a los tecnicismos con el mismo fin: "imprime una sensación de dominio en la materia de la que se trata, aporta esa pátina científica de seriedad que, a su vez, obstaculiza la recepción del mensaje y construye un mensaje críptico que, en ocasiones, oculta la verdad o la convierte en verdad a medias".

Más conocido es el uso de eufemismos, a través de los cuales desaparece o se minimiza lo negativo del término al que sustituyen, tratando de proporcionar seguridad.

Por último, Guervós menciona el duck-speak, término orwelliano que se refiere a decir sin decir, a dar muchas vueltas para acabar sin decir nada, algo que caracterizaba el lenguaje de Rajoy.

El autor cierra el apartado de la comunicación política con el siguiente párrafo: 
"Cuando un político emplea un tecnicismo, un neologismo, etc., lo hace con la intención del que emplea una técnica comunicativa cuyo fin último es conseguir el éxito en la adhesión a sus propuestas, plenamente consciente de la naturaleza cognitiva del receptor al que se dirige".

He tratado de sintetizar el contenido del libro para compartir lo más relevante del mismo, pero te recomiendo su lectura completa, porque la explicación es más clara y viene acompañada de variados ejemplos, además de una serie de ejercicios (con soluciones). Es muy breve y ameno, no llega a las cien páginas.

Ahora toca preguntarnos si he dado una respuesta con esto a la inquietud que me llevó a leer el libro: ¿cuál es la causa de los actuales problemas de inferencia, especialmente al leer titulares o textos breves en redes sociales? Yo he afirmado que me parecen crecientes, pero esa es mi percepción. Quizás siempre han existido.

Siendo sincera, reconozco que esto ha sido solo un comienzo: conocer los universales de la comunicación y dar una concreción a la idea conocida (yo creo) por todos de que los políticos nos manipulan (¿y entonces por qué les votamos?), me ha servido para introducirme en la cuestión, pero es solo una parte; no da una respuesta rotunda, si es que la hay.